El informe pericial para determinar la salud mental en los permisos de armas, en el momento actual es, sencilla y llanamente, inexistente. O, mejor dicho, existen sí, pero lamentablemente, no sirven para nada.
OBJETIVIDAD EN LA PRUEBA
A fecha de hoy se puede afirmar sin exagerar lo más mínimo, que no se hace ninguna prueba mínimamente objetiva para saber cuál es la salud mental del que solicita el certificado, y la valoración tampoco la hace ningún especialista en psiquiatría.
Por eso, lo sorprendente es que en nuestro país no pasen más desgracias como las que recientemente hemos visto y oído. Un muchacho joven, afecto de una enfermedad psíquica importante, tenía permiso de armas. Y ese permiso le facilitó ejecutar con un tiro en la cabeza a su novia y después suicidarse él con la misma arma.
INFORME PERICIAL
El informe pericial, porque stricto sensu, los informes médicos que habilitan para el manejo de armas deberían ser informes periciales, es decir, informes realizados por expertos para informar a la autoridad (judicial o administrativa) de un determinado hecho, dejan mucho que desear. Se realizan dejando la aptitud casi en manos del propio solicitante del certificado, quien puede contar o relatar lo que quiera, ya que el “experto” no dispone de ningún medio para confirmar o contrastar si lo que le cuentan es verdad o no lo es.
“UN MUCHACHO JOVEN CON ENFERMEDAD PSÍQUICA IMPORTANTE, Y PERMISO DE ARMAS, MATÓ A SU NOVIA DE UN TIRO EN LA CABEZA”
Esta práctica debe de cambiar urgentemente. Tal y como se lleva acabo no tiene ninguna utilidad o, mejor dicho, sí, la de dar de comer a los centros habilitados para estos menesteres y la de cubrir las formas con unos certificados cuestionables.
ALTERACIONES PSÍQUICAS
Los reconocimientos actuales no permiten descartar alteraciones psiquiátricas por groseras que estas sean, ya que como manifestaba un director de estos centros en los medios, “ellos tienen que fiarse de lo que les cuentan y además no tienen acceso a los historiales médicos de los que pasan el reconocimiento ni les pueden pedir ninguna determinación de psicofármacos”. Es decir, se paga la tasa, y pasados unos minutos se tiene superada la prueba: peligroso.
CAMBIO DE RECONOCIMIENTOS
Una vez más hasta que no hay desgracias nadie se percata de ello. Habrá unos días de malestar y pronto volverá la calma y las cosas seguirán, lamentablemente, igual. Se paga, se pasa el paripé y todo solucionado. Y esto sería aplicable también a los reconocimientos de conducción de vehículos y otros de semejantes características.
Si no se cambian de forma radical estos reconocimientos o pruebas médicas, lo más coherente sería dejar de hacer la pantomima, pagar las tasas correspondientes (eso por supuesto), y no hacernos perder el preciado tesoro del tiempo.
(*) José Carlos Fuertes Rocañín es médico psiquiatra, experto en medicina Legal y Forense. Autor de una veintena de obras sobre la materia, colabora como analista de sucesos en medios de comunicación. www.josecarlosfuertes.com